Luciano se despertó y lo primero que vio, fue esos hermosos ojos verdes observándolo. Inevitablemente esbozo una ligera sonrisa que Esmeralda notó, haciendo que sus mejillas se sonrojaran. Él acarició suavemente el ángulo de su mandíbula y sonrió ampliamente al ver que ella se ruborizaba mucho más.
- ¡Buenos días!
- ¡Buenos días!- respondió Esmeralda.
Él se quedó viéndola, sin decir más, solo verla le bastaba para sentirse feliz. Ella ladeó la cabeza y siguió mirándolo, como si quisiera leerle la mente. Pero Luciano no dejaría que ella adivinara sus pensamientos, el los pondría en marcha.
Sus rostros estaban a muy pocos centímetros el uno del otro, pudiendo sentir la respiración de cada uno y como se entrecortaba. “Es ahora o nunca” pensó Luciano, por lo que se acercó un poco más su rostro al de ella, y la besó. Sintió inmediatamente el calor de sus labios, su suavidad y su dulzura.
Ella correspondió al beso, sintiendo como apagaba el mundo y solo estaban ellos dos. Las manos de Esmeralda se envolvieron en el cabello castaño de Luciano y las manos de él acercaron el cuerpo de ella al suyo. Fue un beso lento y cálido, sentían como la energía estática que había entre ellos dos, se convertía en energía en movimiento. Sin embargo, su beso fue interrumpido por una notificación del celular de Esmeralda.
- Es Camila, mando una nota de voz- dijo Esmeralda.
“Esme, no te vuelvas a desaparecer así, Carlos estaba furioso ayer cuando me llamo en la madrugada, quería hablar contigo, pero le dije que ya estabas dormida, que no te molestara, no sé qué pasó, tu abuelo llamó para preguntar si irías a almorzar, le dije que no, que almorzarías con los gemelos y que ya habías salido para allá. Llámame.”- Parece que almorzaras aquí- sonrió Luciano.
- No creo que deba. No quiero que los chicos se enteren que me quede a dormir aquí- respondió ella. - No lo sabrán, ellos deben seguir dormidos,nos cambiamos, bajamos y hacemos el almuerzo y cuando despierten le decimos que acabas de llegar.
- Con el vestido de anoche- apuntó ella.
- Tienes razón.
- Será mejor que llegue donde Camila a cambiarme y luego llegue a casa.- comentó Esmeralda desanimada mientras se levantaba de la cama y se dirigía al baño para cambiarse.
Luciano se levantó, lleno de desilusión, quería estar más tiempo con Esmeralda, su compañía le hacía bien. Tomo una camiseta del closet y se la puso. Minutos más tarde, ella salió de baño lista para irse.
- Gracias- dijo.
- No hay porque – respondió Luciano- verificare que los chicos estén dormidos y luego saldrás. Sabes que ellos no dirán nada si te ven, ¿verdad?
- Sé que no lo harán, pero no quiero meterlos en problemas, tampoco a ti.- respondió Esmeralda, reflejando miedo en sus ojos.
- No te preocupes por mí, yo se me cuidar. – dijo Luciano, tomándola de la cintura y besándola nuevamente.
Ella se dejó ir en el beso, un poco más rápido que el primero, lleno de deseo, de química.